Cloud Computing para aplicaciones logísticas

Más de dos horas de reunión le llevó a Gerardo Martínez, fundador y presidente de Alimentos para Mascotas, una pequeña empresa familiar radicada en el Sur del Gran Buenos Aires, atender (y entender) por qué su Gerente de Logística y su Gerente de Almacén le reclamaban como una necesidad para gestionar el crecimiento de la empresa del último año, implementar una solución integral que les permitiera administrar la logística de una manera más profesional. Para ello, ambos responsables de departamento, se habían tomado el trabajo de evaluar durante 3 meses diferentes opciones de mercado en aplicaciones de logística, acordes a las posibilidades de inversión de una pequeña empresa de sólo 100 empleados pero alta tasa de crecimiento y expectativas de subir un escalón más y jugar en las grandes ligas. Una vez seleccionado el proveedor, una empresa local con una solución integrada de WMS + TMS (Warehouse Management System y Transport Management System, respectivamente, según sus siglas en inglés) y con experiencia con otros clientes del rubro, presentaron el proyecto al Presidente y al Gerente de Finanzas, no sin miedo al rechazo por el nivel de inversión, sin precedentes en la corta historia de la empresa, pero debidamente justificada según el análisis de retorno de la inversión que había realizado. El Gerente de Finanzas había delineado un plan financiero de cómo llevar adelante la inversión, ayudado por algún crédito bancario y la buena predisposición del proveedor para ajustar la propuesta y brindar algunas opciones de financiamiento, lo que hacía factible el proyecto, pero sin margen para ningún desvío. Con la aprobación del Presidente, la satisfacción de los responsables de la logística de Alimentos para Mascotas, y el excepticismo del Gerente Financiero, se cerraba la reunión, hasta que éste último sugirió llamar en conference al Asesor Tecnológico de la compañía, un profesional independiente que les brinda soporte en infraestructura tecnológica, servidores y redes. Con decisión, el Gerente Financiero golpeó una a una las teclas del teléfono de la sala de reunión, mientras sonaba fuerte por el manos libres el tono de cada tecla, como una melodía de música robótica. La voz parca del especialista en informática rompió la monocorde melodía y con voz tranquila, luego de analizar los requerimientos técnicos de la solución a implementar, les comunicaba que la actual infraestructura de servidores y computadoras no alcanzaba para satisfacer la demanda del software. “¿De qué inversión adicional estamos hablando?” apuró el Gerente Financiero, sabiendo que cualquiera sea la respuesta, dejaba al proyecto muerto antes de nacer.

La información por las nubes.

En los últimos 5 años la tecnología se ha cambiado a sí misma y no conforme con eso, nos ha cambiado a cada uno de nosotros. Aplicaciones como Facebook que registra todo nuestro comportamiento social, Twitter como autopista multidireccional de noticias y tendencias, Linkedin que hace que nuestras oficinas sean el mundo y otras que se suman cada minuto, hacen que el mundo tecnológico cambie y evolucione a una velocidad tal que Julio Verne no hubiese podido ni escribiendo 1000 años poder reflejar en novelas toda la parafernalia que tendría que haber adivinado de lo que vendría. Hoy tenemos más potencia y conectividad en un teléfono de la que teníamos hace 10 años en nuestra computadora personal, hay más vehículos equipados con navegadores satelitales de los que hay con botiquín de primeros auxilios, y los códigos de barra están siendo reemplazados por nuevos códigos de dos dimensiones que pueden ser leídos e interpretados por nuestros propios celulares parados frente a la góndola. Si alguno de nosotros fuese una vernácula versión de Walt Disney o nos hubieran obligado a hibernar los últimos 10 años, nos despertaríamos hoy en un mundo, para nosotros, de película.
La buena noticia de todos estos cambios, es que su potencia reside en la existencia de “La Nube”, y no es el título de una película de terror, sino de una nueva herramienta, de cuya potencia, nos podemos beneficiar todos (incluso, nuestros amigos de Alimentos para Mascotas).

Señor, creo que vi un Cumulonimbus.

Así como existen varios tipos de nubes (Cúmulos, Estratos, Nimbos y Cirros, según Wikipedia, otro ejemplo de información “en la Nube”), existen varias definiciones de lo que es Computación en la Nube (Cloud Computing en inglés) y muchas discusiones acerca de la diferencia entre Software como Servicio (Software as a Service, Saas por sus siglas en inglés) o el ya medieval ASP (Application Service Provider, por sus siglas en inglés). Más allá de definiciones de “marketing de siglas”, Cloud Computing es un concepto no tan reciente y menos aún, novedoso o innovador. Lo que lo hace un concepto actual y en boca de todos es que, ahora sí, en esta nueva vida hiperconectada, varios actores de esta taquillera película de ciencia ficción han logrado su punto justo de maduración como para protagonizarla y lucirse: Banda Ancha, Capacidad de Almacenamiento, Infraestructura Tecnológica, Computación Personal, Computación Móvil, Seguridad de Datos y, sobre todas las cosas, las estrellas principales: Las Aplicaciones.

Parcialmente nublado, con posibilidades de chaparrones.

La limitación de Alimentos para Mascotas, una empresa ficticia (me aseguré que así sea buscándola en “la nube”) es común a muchas de las pequeñas y medianas empresas, donde la inversión en infraestructura es enorme y ven pasar la posibilidad poner a la información en el centro de la escena con nuevas aplicaciones que las acompañen en el crecimiento. Y en esa historia de ficción, nos detuvimos en el primer nubarrón, porque existen otros más que acechan la factibilidad de cualquier proyecto, porque financieramente mueven la aguja: compra y renovación de licencias de sistemas operativos, motores de base de datos y software de base, gastos operativos en el mantenimiento de la infraestructura, soporte de base de datos, gastos de mantenimiento de aplicaciones “para tener la última versión” y muchos otros, que para empeorar el panorama, son cíclicos y en muchos casos incluso, viven ocultos atrás de alguna “nube negra”.

¿Parcialmente nuboso o parcialmente despejado?

En Cloud Computing, las aplicaciones (los sistemas informáticos) se ofrecen “en la nube” y se consumen “a demanda” sin que el usuario deba preocuparse por los recursos que requiere y que utiliza esa aplicación. Con la simple utilización de un navegador de internet desde los escritorios de los usuarios y una buena conexión de banda ancha, accedemos a una aplicación en la nube sin preocuparnos de qué servidor necesita esa aplicación, qué licencias, qué cantidad de memoria o de disco o mejor aún, ni siquiera tengo que preocuparme de que el proveedor de esa aplicación “me actualice a la última versión”, me brinde soporte presencial o me asegure el correcto funcionamiento de la solución, simplemente, porque decenas, cientos o miles de usuarios como nosotros están esperando (y exigiendo) el mismo nivel de servicios en una disponibilidad 7×24. Además, sólo pago proporcionalmente por lo que uso, como un “pay per view” corporativo y hago uso de aplicaciones e infraestructura “world class”.
Si bien muchos proveedores de aplicaciones en la nube piensan que “ser Cloud” es simplemente tener una solución “web-based” (es decir, que se ejecute íntegramente desde un explorador sin necesitar la instalación de ningún software ni componente de manera local) colgada de internet, la realidad es que para que una solución verdaderamente pertenezca a este universo tiene que sumar, además, algunas características adicionales, como ser:

Brindar una integración probada de servicios en la Red. Por naturaleza se debe poder integrar, de una manera sencilla, a otras aplicaciones, tanto en la nube, como externas. Si no es fácilmente integrable, se convierte en un pesado “zeppelín” a la deriva.

Prestación de servicios world-class, implementando procedimientos de contingencia ante desastres de alto nivel.

Una infraestructura simple que permite el crecimiento de recursos transparente para el usuario, pero al ritmo de sus necesidades.

Actualización a nuevas versiones transparentes que conservan todas las personalizaciones de los clientes sin consumir recursos.

Contribución al uso frecuente de tecnología.

Compartir recursos entre los usuarios, en principio recursos de hardware, pero más importante aún, recursos de información (más adelante veremos este tema en más detalle, en el contexto de los procesos logísticos en particular).
Por supuesto que no todo lo que brilla es oro, y las nubes también provocan tormentas y chaparrones. De acuerdo a la madurez del proveedor de servicios en servicios Cloud, y a el nivel de “open mind” de las corporaciones, hay algunos ítems que pueden contabilizarse como desventajas, más o menos determinantes, según el caso:

– La centralización de las aplicaciones y de los datos puede ocasionar una dependencia excesiva del proveedor de servicios.

– Pasamos a ser dependientes del servicio de internet de nuestro proveedor.

– Los datos propios del negocio, residen en infraestructura de un tercero y viajan a través de internet, con más o menos protocolos de seguridad dependiendo del caso.

– La escalabilidad de la solución, dependiendo del índice de crecimiento de usuarios, depende de la capacidad del proveedor de actualizar su infraestructura para mantenerla ágil.

Si bien hoy muchos servicios en la nube están disponible y son usados de manera masiva en ámbitos personales o individuales (basta mencionar algunos pocos como los ya mencionados Facebook, Twitter o Linkedin, pasando por diferentes servicios de webmail, las aplicaciones office de Google como GoogleCalendar o GoogleDocs y miles más), cada vez más proveedores de infraestructura como de aplicaciones se vuelcan a brindar este tipo de servicios, aunque aún, sobre todo en nuestro país, sin la certidumbre de cómo crecerá este mercado. A las aplicaciones office y de mail ya mencionadas, ya se han sumado algunos proveedores de soluciones ERP (Enterprise Resource Planning, por sus siglas en inglés) y CRM (Customer Resource Planning, por sus siglas en inglés) que brindan servicios en esquema Cloud Computing, y algunos pocos proveedores de soluciones para Supply Chain y Logística se han sumado a la movida el último año.

Tipos de Nube: no son todas iguales.

Ni todas son aplicaciones ni todas son de alto nivel, la “nube” así como la atmósfera, se divide en capas, y de acuerdo al servicio brindado las soluciones se ubican en una de las tres capas posibles:

Software como Servicio. En el marketing de siglas, se lo conoce como Saas (Software as a service), la más conocida. Es la capacidad de brindar en la nube los servicios de las aplicaciones de alto nivel, básicamente todas las que mencionamos anteriormente entrarían en esta capa, tanto las usadas como herramientas personales como empresariales.

Plataforma como Servicio. El consumidor de este tipo de servicio, en general son desarrolladores de aplicaciones, las cuales se “aprovechan” de los proveedores de estos servicios para agregar a sus soluciones capacidades extra brindadas por un tercero. Por ejemplo, hay aplicaciones que usan interfaces de GoogleMaps que residen en la nube para agregar la gestión de mapas a sus funcionalidades, así como también, otros servicios brindados por GoogleApps, Facebook, u otros.

Infraestructura como Servicio. Se encuentra en la capa inferior y es la capacidad de brindar servicios de almacenamiento, procesamiento, cómputo y otros a través de la red, por ejemplo, a través de la tecnología de virtualización.

Este servicio de Infraestructura como Servicio se encuentra en alza respecto a su demanda, sobre todo por parte de empresas como nuestros ficticios amigos de Alimentos para Mascotas, donde no es necesaria la inversión en hardware ni licencias de sistemas operativos o motores de base de datos, sino que alcanza con “alquiler” de procesamiento, Gigabytes de memoria o de disco en un proveedor, e ir incrementando la disponibilidad de estos recursos a medida que los voy necesitando. Si bien en esta modalidad les resolveríamos la inversión de hardware, los recursos deben ser administrados por las empresas, asignando recursos operativos a tareas como administración de base de datos, backup o seguridad de acceso. El esquema de Software como Servicio es más integrador, dado que no sólo la infraestructura de hardware se consume en la nube, sino que la aplicación toda reside bajo este esquema, y así definitivamente la compañía se desentiende no sólo de la disponibilidad de la infraestructura, sino también, de los recursos operativos para el mantenimiento de hardware y de software.

Poniendo la Logística en órbita.

Pocos proveedores de aplicaciones de Supply Chain y Logística han migrado sus soluciones a un esquema verdaderamente Cloud, sin quedarse a medio camino, y aprovechando capacidades de integración y escalabilidad de funcionalidades y recursos. Pero muchos menos, si tenemos en cuenta que las aplicaciones empresariales que puedan estar en condiciones de inflar orgullosos el pecho en la jungla Cloud deben brindarles a sus clientes un esquema en el que se compartan recursos de información entre diferentes clientes sin vulnerar la confidencialidad de los datos. ¿Y qué le puede aportar esto a una solución de logística? Imagínense que pasaría si una solución de software de transporte en la nube le permita al usuario:

– No tener que configurar las reglas de comportamiento para la provisión de productos a los puntos de venta de las grandes cadenas, porque esas características son comunes a todos los proveedores, y sencillamente residen en la nube.

No tener que actualizar las geocercas de sus mapas para marcar zonas de interés, zonas peligrosas, puntos de venta, estado del tránsito, cortes, etc; simplemente el proveedor de las aplicaciones en la nube lo hace por usted y para el resto de sus clientes.

No tener que administrar la documentación de los vehículos y choferes que conforman su flota, los transportistas lo hacen una sola vez accediendo a la nube, para usted y para el resto de sus clientes.

Compartir información de tarifas, niveles de eficiencia y de eficacia de transportistas según cómo operan con usted, pero también como operan con otros compañías.

Conocer los costos promedios del mercado permitiendo un benchmarking dentro de la misma plataforma.

O que una aplicación de administración de almacenes le permita:

Integrar información de ingreso y de egreso de productos al depósito desde aplicaciones de transportistas, proveedores, clientes o fordwarders, permitiendo adelantar la planificación.

No tener que administrar la documentación de operarios tercerizados, ya que lo hacen los proveedores directamente en la nube.

Integrarse con la información de ruteo de clientes y proveedores para planificar cuando arribará o cuándo deberá despacharse los productos de manera anticipada.

Gestionar turnos de carga y de descarga de manera integrada con proveedores y clientes, midiendo la calidad de servicio y la eficiencia de los transportistas en cumplimiento de tiempos, no sólo en nuestra compañía, sino en comparación con lo que sucede en el mercado.

Conocer los costos promedios del mercado permitiendo un benchmarking dentro de la misma plataforma.


Cielo despejado, sin nubes.

Como toda tendencia novedosa, desde los proveedores de servicios se pondera sus beneficios, y desde las compañías miran de reojo sus desventajas. De un lado, lo financiero pesa pero una cultura celosa de la confidencialidad de los datos desde las empresas vernáculas frena el avance de esta nueva ola. Como para los proveedores de servicios debe ser un negocio de volumen para que sea rentable, no despega aún como alternativa en sistemas de gestión corporativos, y mucho depende de que el cambio cultural finalmente se produzca en las organizaciones y comience su adopción. El tiempo dirá si Cloud Computing formará parte de los grandes cambios tecnológicos de estos tiempos imponiéndose como un nuevo estándar.

Cloud Computing para aplicaciones logísticas

Más de dos horas de reunión le llevó a Gerardo Martínez, fundador y presidente de Alimentos para Mascotas, una pequeña empresa familiar radicada en el Sur del Gran Buenos Aires, atender (y entender) por qué su Gerente de Logística y su Gerente de Almacén le reclamaban como una necesidad para gestionar el crecimiento de la empresa del último año, implementar una solución integral que les permitiera administrar la logística de una manera más profesional. Para ello, ambos responsables de departamento, se habían tomado el trabajo de evaluar durante 3 meses diferentes opciones de mercado en aplicaciones de logística, acordes a las posibilidades de inversión de una pequeña empresa de sólo 100 empleados pero alta tasa de crecimiento y expectativas de subir un escalón más y jugar en las grandes ligas. Una vez seleccionado el proveedor, una empresa local con una solución integrada de WMS + TMS (Warehouse Management System y Transport Management System, respectivamente, según sus siglas en inglés) y con experiencia con otros clientes del rubro, presentaron el proyecto al Presidente y al Gerente de Finanzas, no sin miedo al rechazo por el nivel de inversión, sin precedentes en la corta historia de la empresa, pero debidamente justificada según el análisis de retorno de la inversión que había realizado. El Gerente de Finanzas había delineado un plan financiero de cómo llevar adelante la inversión, ayudado por algún crédito bancario y la buena predisposición del proveedor para ajustar la propuesta y brindar algunas opciones de financiamiento, lo que hacía factible el proyecto, pero sin margen para ningún desvío. Con la aprobación del Presidente, la satisfacción de los responsables de la logística de Alimentos para Mascotas, y el excepticismo del Gerente Financiero, se cerraba la reunión, hasta que éste último sugirió llamar en conference al Asesor Tecnológico de la compañía, un profesional independiente que les brinda soporte en infraestructura tecnológica, servidores y redes. Con decisión, el Gerente Financiero golpeó una a una las teclas del teléfono de la sala de reunión, mientras sonaba fuerte por el manos libres el tono de cada tecla, como una melodía de música robótica. La voz parca del especialista en informática rompió la monocorde melodía y con voz tranquila, luego de analizar los requerimientos técnicos de la solución a implementar, les comunicaba que la actual infraestructura de servidores y computadoras no alcanzaba para satisfacer la demanda del software. “¿De qué inversión adicional estamos hablando?” apuró el Gerente Financiero, sabiendo que cualquiera sea la respuesta, dejaba al proyecto muerto antes de nacer.

La información por las nubes.

En los últimos 5 años la tecnología se ha cambiado a sí misma y no conforme con eso, nos ha cambiado a cada uno de nosotros. Aplicaciones como Facebook que registra todo nuestro comportamiento social, Twitter como autopista multidireccional de noticias y tendencias, Linkedin que hace que nuestras oficinas sean el mundo y otras que se suman cada minuto, hacen que el mundo tecnológico cambie y evolucione a una velocidad tal que Julio Verne no hubiese podido ni escribiendo 1000 años poder reflejar en novelas toda la parafernalia que tendría que haber adivinado de lo que vendría. Hoy tenemos más potencia y conectividad en un teléfono de la que teníamos hace 10 años en nuestra computadora personal, hay más vehículos equipados con navegadores satelitales de los que hay con botiquín de primeros auxilios, y los códigos de barra están siendo reemplazados por nuevos códigos de dos dimensiones que pueden ser leídos e interpretados por nuestros propios celulares parados frente a la góndola. Si alguno de nosotros fuese una vernácula versión de Walt Disney o nos hubieran obligado a hibernar los últimos 10 años, nos despertaríamos hoy en un mundo, para nosotros, de película.
La buena noticia de todos estos cambios, es que su potencia reside en la existencia de “La Nube”, y no es el título de una película de terror, sino de una nueva herramienta, de cuya potencia, nos podemos beneficiar todos (incluso, nuestros amigos de Alimentos para Mascotas).

Señor, creo que vi un Cumulonimbus.

Así como existen varios tipos de nubes (Cúmulos, Estratos, Nimbos y Cirros, según Wikipedia, otro ejemplo de información “en la Nube”), existen varias definiciones de lo que es Computación en la Nube (Cloud Computing en inglés) y muchas discusiones acerca de la diferencia entre Software como Servicio (Software as a Service, Saas por sus siglas en inglés) o el ya medieval ASP (Application Service Provider, por sus siglas en inglés). Más allá de definiciones de “marketing de siglas”, Cloud Computing es un concepto no tan reciente y menos aún, novedoso o innovador. Lo que lo hace un concepto actual y en boca de todos es que, ahora sí, en esta nueva vida hiperconectada, varios actores de esta taquillera película de ciencia ficción han logrado su punto justo de maduración como para protagonizarla y lucirse: Banda Ancha, Capacidad de Almacenamiento, Infraestructura Tecnológica, Computación Personal, Computación Móvil, Seguridad de Datos y, sobre todas las cosas, las estrellas principales: Las Aplicaciones.

Parcialmente nublado, con posibilidades de chaparrones.

La limitación de Alimentos para Mascotas, una empresa ficticia (me aseguré que así sea buscándola en “la nube”) es común a muchas de las pequeñas y medianas empresas, donde la inversión en infraestructura es enorme y ven pasar la posibilidad poner a la información en el centro de la escena con nuevas aplicaciones que las acompañen en el crecimiento. Y en esa historia de ficción, nos detuvimos en el primer nubarrón, porque existen otros más que acechan la factibilidad de cualquier proyecto, porque financieramente mueven la aguja: compra y renovación de licencias de sistemas operativos, motores de base de datos y software de base, gastos operativos en el mantenimiento de la infraestructura, soporte de base de datos, gastos de mantenimiento de aplicaciones “para tener la última versión” y muchos otros, que para empeorar el panorama, son cíclicos y en muchos casos incluso, viven ocultos atrás de alguna “nube negra”.

¿Parcialmente nuboso o parcialmente despejado?

En Cloud Computing, las aplicaciones (los sistemas informáticos) se ofrecen “en la nube” y se consumen “a demanda” sin que el usuario deba preocuparse por los recursos que requiere y que utiliza esa aplicación. Con la simple utilización de un navegador de internet desde los escritorios de los usuarios y una buena conexión de banda ancha, accedemos a una aplicación en la nube sin preocuparnos de qué servidor necesita esa aplicación, qué licencias, qué cantidad de memoria o de disco o mejor aún, ni siquiera tengo que preocuparme de que el proveedor de esa aplicación “me actualice a la última versión”, me brinde soporte presencial o me asegure el correcto funcionamiento de la solución, simplemente, porque decenas, cientos o miles de usuarios como nosotros están esperando (y exigiendo) el mismo nivel de servicios en una disponibilidad 7×24. Además, sólo pago proporcionalmente por lo que uso, como un “pay per view” corporativo y hago uso de aplicaciones e infraestructura “world class”.
Si bien muchos proveedores de aplicaciones en la nube piensan que “ser Cloud” es simplemente tener una solución “web-based” (es decir, que se ejecute íntegramente desde un explorador sin necesitar la instalación de ningún software ni componente de manera local) colgada de internet, la realidad es que para que una solución verdaderamente pertenezca a este universo tiene que sumar, además, algunas características adicionales, como ser:

Brindar una integración probada de servicios en la Red. Por naturaleza se debe poder integrar, de una manera sencilla, a otras aplicaciones, tanto en la nube, como externas. Si no es fácilmente integrable, se convierte en un pesado “zeppelín” a la deriva.

Prestación de servicios world-class, implementando procedimientos de contingencia ante desastres de alto nivel.

Una infraestructura simple que permite el crecimiento de recursos transparente para el usuario, pero al ritmo de sus necesidades.

Actualización a nuevas versiones transparentes que conservan todas las personalizaciones de los clientes sin consumir recursos.

Contribución al uso frecuente de tecnología.

Compartir recursos entre los usuarios, en principio recursos de hardware, pero más importante aún, recursos de información (más adelante veremos este tema en más detalle, en el contexto de los procesos logísticos en particular).
Por supuesto que no todo lo que brilla es oro, y las nubes también provocan tormentas y chaparrones. De acuerdo a la madurez del proveedor de servicios en servicios Cloud, y a el nivel de “open mind” de las corporaciones, hay algunos ítems que pueden contabilizarse como desventajas, más o menos determinantes, según el caso:

– La centralización de las aplicaciones y de los datos puede ocasionar una dependencia excesiva del proveedor de servicios.

– Pasamos a ser dependientes del servicio de internet de nuestro proveedor.

– Los datos propios del negocio, residen en infraestructura de un tercero y viajan a través de internet, con más o menos protocolos de seguridad dependiendo del caso.

– La escalabilidad de la solución, dependiendo del índice de crecimiento de usuarios, depende de la capacidad del proveedor de actualizar su infraestructura para mantenerla ágil.

Si bien hoy muchos servicios en la nube están disponible y son usados de manera masiva en ámbitos personales o individuales (basta mencionar algunos pocos como los ya mencionados Facebook, Twitter o Linkedin, pasando por diferentes servicios de webmail, las aplicaciones office de Google como GoogleCalendar o GoogleDocs y miles más), cada vez más proveedores de infraestructura como de aplicaciones se vuelcan a brindar este tipo de servicios, aunque aún, sobre todo en nuestro país, sin la certidumbre de cómo crecerá este mercado. A las aplicaciones office y de mail ya mencionadas, ya se han sumado algunos proveedores de soluciones ERP (Enterprise Resource Planning, por sus siglas en inglés) y CRM (Customer Resource Planning, por sus siglas en inglés) que brindan servicios en esquema Cloud Computing, y algunos pocos proveedores de soluciones para Supply Chain y Logística se han sumado a la movida el último año.

Tipos de Nube: no son todas iguales.

Ni todas son aplicaciones ni todas son de alto nivel, la “nube” así como la atmósfera, se divide en capas, y de acuerdo al servicio brindado las soluciones se ubican en una de las tres capas posibles:

Software como Servicio. En el marketing de siglas, se lo conoce como Saas (Software as a service), la más conocida. Es la capacidad de brindar en la nube los servicios de las aplicaciones de alto nivel, básicamente todas las que mencionamos anteriormente entrarían en esta capa, tanto las usadas como herramientas personales como empresariales.

Plataforma como Servicio. El consumidor de este tipo de servicio, en general son desarrolladores de aplicaciones, las cuales se “aprovechan” de los proveedores de estos servicios para agregar a sus soluciones capacidades extra brindadas por un tercero. Por ejemplo, hay aplicaciones que usan interfaces de GoogleMaps que residen en la nube para agregar la gestión de mapas a sus funcionalidades, así como también, otros servicios brindados por GoogleApps, Facebook, u otros.

Infraestructura como Servicio. Se encuentra en la capa inferior y es la capacidad de brindar servicios de almacenamiento, procesamiento, cómputo y otros a través de la red, por ejemplo, a través de la tecnología de virtualización.

Este servicio de Infraestructura como Servicio se encuentra en alza respecto a su demanda, sobre todo por parte de empresas como nuestros ficticios amigos de Alimentos para Mascotas, donde no es necesaria la inversión en hardware ni licencias de sistemas operativos o motores de base de datos, sino que alcanza con “alquiler” de procesamiento, Gigabytes de memoria o de disco en un proveedor, e ir incrementando la disponibilidad de estos recursos a medida que los voy necesitando. Si bien en esta modalidad les resolveríamos la inversión de hardware, los recursos deben ser administrados por las empresas, asignando recursos operativos a tareas como administración de base de datos, backup o seguridad de acceso. El esquema de Software como Servicio es más integrador, dado que no sólo la infraestructura de hardware se consume en la nube, sino que la aplicación toda reside bajo este esquema, y así definitivamente la compañía se desentiende no sólo de la disponibilidad de la infraestructura, sino también, de los recursos operativos para el mantenimiento de hardware y de software.

Poniendo la Logística en órbita.

Pocos proveedores de aplicaciones de Supply Chain y Logística han migrado sus soluciones a un esquema verdaderamente Cloud, sin quedarse a medio camino, y aprovechando capacidades de integración y escalabilidad de funcionalidades y recursos. Pero muchos menos, si tenemos en cuenta que las aplicaciones empresariales que puedan estar en condiciones de inflar orgullosos el pecho en la jungla Cloud deben brindarles a sus clientes un esquema en el que se compartan recursos de información entre diferentes clientes sin vulnerar la confidencialidad de los datos. ¿Y qué le puede aportar esto a una solución de logística? Imagínense que pasaría si una solución de software de transporte en la nube le permita al usuario:

– No tener que configurar las reglas de comportamiento para la provisión de productos a los puntos de venta de las grandes cadenas, porque esas características son comunes a todos los proveedores, y sencillamente residen en la nube.

No tener que actualizar las geocercas de sus mapas para marcar zonas de interés, zonas peligrosas, puntos de venta, estado del tránsito, cortes, etc; simplemente el proveedor de las aplicaciones en la nube lo hace por usted y para el resto de sus clientes.

No tener que administrar la documentación de los vehículos y choferes que conforman su flota, los transportistas lo hacen una sola vez accediendo a la nube, para usted y para el resto de sus clientes.

Compartir información de tarifas, niveles de eficiencia y de eficacia de transportistas según cómo operan con usted, pero también como operan con otros compañías.

Conocer los costos promedios del mercado permitiendo un benchmarking dentro de la misma plataforma.

O que una aplicación de administración de almacenes le permita:

Integrar información de ingreso y de egreso de productos al depósito desde aplicaciones de transportistas, proveedores, clientes o fordwarders, permitiendo adelantar la planificación.

No tener que administrar la documentación de operarios tercerizados, ya que lo hacen los proveedores directamente en la nube.

Integrarse con la información de ruteo de clientes y proveedores para planificar cuando arribará o cuándo deberá despacharse los productos de manera anticipada.

Gestionar turnos de carga y de descarga de manera integrada con proveedores y clientes, midiendo la calidad de servicio y la eficiencia de los transportistas en cumplimiento de tiempos, no sólo en nuestra compañía, sino en comparación con lo que sucede en el mercado.

Conocer los costos promedios del mercado permitiendo un benchmarking dentro de la misma plataforma.


Cielo despejado, sin nubes.

Como toda tendencia novedosa, desde los proveedores de servicios se pondera sus beneficios, y desde las compañías miran de reojo sus desventajas. De un lado, lo financiero pesa pero una cultura celosa de la confidencialidad de los datos desde las empresas vernáculas frena el avance de esta nueva ola. Como para los proveedores de servicios debe ser un negocio de volumen para que sea rentable, no despega aún como alternativa en sistemas de gestión corporativos, y mucho depende de que el cambio cultural finalmente se produzca en las organizaciones y comience su adopción. El tiempo dirá si Cloud Computing formará parte de los grandes cambios tecnológicos de estos tiempos imponiéndose como un nuevo estándar.

Cloud Computing para aplicaciones logísticas

Más de dos horas de reunión le llevó a Gerardo Martínez, fundador y presidente de Alimentos para Mascotas, una pequeña empresa familiar radicada en el Sur del Gran Buenos Aires, atender (y entender) por qué su Gerente de Logística y su Gerente de Almacén le reclamaban como una necesidad para gestionar el crecimiento de la empresa del último año, implementar una solución integral que les permitiera administrar la logística de una manera más profesional. Para ello, ambos responsables de departamento, se habían tomado el trabajo de evaluar durante 3 meses diferentes opciones de mercado en aplicaciones de logística, acordes a las posibilidades de inversión de una pequeña empresa de sólo 100 empleados pero alta tasa de crecimiento y expectativas de subir un escalón más y jugar en las grandes ligas. Una vez seleccionado el proveedor, una empresa local con una solución integrada de WMS + TMS (Warehouse Management System y Transport Management System, respectivamente, según sus siglas en inglés) y con experiencia con otros clientes del rubro, presentaron el proyecto al Presidente y al Gerente de Finanzas, no sin miedo al rechazo por el nivel de inversión, sin precedentes en la corta historia de la empresa, pero debidamente justificada según el análisis de retorno de la inversión que había realizado. El Gerente de Finanzas había delineado un plan financiero de cómo llevar adelante la inversión, ayudado por algún crédito bancario y la buena predisposición del proveedor para ajustar la propuesta y brindar algunas opciones de financiamiento, lo que hacía factible el proyecto, pero sin margen para ningún desvío. Con la aprobación del Presidente, la satisfacción de los responsables de la logística de Alimentos para Mascotas, y el excepticismo del Gerente Financiero, se cerraba la reunión, hasta que éste último sugirió llamar en conference al Asesor Tecnológico de la compañía, un profesional independiente que les brinda soporte en infraestructura tecnológica, servidores y redes. Con decisión, el Gerente Financiero golpeó una a una las teclas del teléfono de la sala de reunión, mientras sonaba fuerte por el manos libres el tono de cada tecla, como una melodía de música robótica. La voz parca del especialista en informática rompió la monocorde melodía y con voz tranquila, luego de analizar los requerimientos técnicos de la solución a implementar, les comunicaba que la actual infraestructura de servidores y computadoras no alcanzaba para satisfacer la demanda del software. “¿De qué inversión adicional estamos hablando?” apuró el Gerente Financiero, sabiendo que cualquiera sea la respuesta, dejaba al proyecto muerto antes de nacer.

La información por las nubes.

En los últimos 5 años la tecnología se ha cambiado a sí misma y no conforme con eso, nos ha cambiado a cada uno de nosotros. Aplicaciones como Facebook que registra todo nuestro comportamiento social, Twitter como autopista multidireccional de noticias y tendencias, Linkedin que hace que nuestras oficinas sean el mundo y otras que se suman cada minuto, hacen que el mundo tecnológico cambie y evolucione a una velocidad tal que Julio Verne no hubiese podido ni escribiendo 1000 años poder reflejar en novelas toda la parafernalia que tendría que haber adivinado de lo que vendría. Hoy tenemos más potencia y conectividad en un teléfono de la que teníamos hace 10 años en nuestra computadora personal, hay más vehículos equipados con navegadores satelitales de los que hay con botiquín de primeros auxilios, y los códigos de barra están siendo reemplazados por nuevos códigos de dos dimensiones que pueden ser leídos e interpretados por nuestros propios celulares parados frente a la góndola. Si alguno de nosotros fuese una vernácula versión de Walt Disney o nos hubieran obligado a hibernar los últimos 10 años, nos despertaríamos hoy en un mundo, para nosotros, de película.
La buena noticia de todos estos cambios, es que su potencia reside en la existencia de “La Nube”, y no es el título de una película de terror, sino de una nueva herramienta, de cuya potencia, nos podemos beneficiar todos (incluso, nuestros amigos de Alimentos para Mascotas).

Señor, creo que vi un Cumulonimbus.

Así como existen varios tipos de nubes (Cúmulos, Estratos, Nimbos y Cirros, según Wikipedia, otro ejemplo de información “en la Nube”), existen varias definiciones de lo que es Computación en la Nube (Cloud Computing en inglés) y muchas discusiones acerca de la diferencia entre Software como Servicio (Software as a Service, Saas por sus siglas en inglés) o el ya medieval ASP (Application Service Provider, por sus siglas en inglés). Más allá de definiciones de “marketing de siglas”, Cloud Computing es un concepto no tan reciente y menos aún, novedoso o innovador. Lo que lo hace un concepto actual y en boca de todos es que, ahora sí, en esta nueva vida hiperconectada, varios actores de esta taquillera película de ciencia ficción han logrado su punto justo de maduración como para protagonizarla y lucirse: Banda Ancha, Capacidad de Almacenamiento, Infraestructura Tecnológica, Computación Personal, Computación Móvil, Seguridad de Datos y, sobre todas las cosas, las estrellas principales: Las Aplicaciones.

Parcialmente nublado, con posibilidades de chaparrones.

La limitación de Alimentos para Mascotas, una empresa ficticia (me aseguré que así sea buscándola en “la nube”) es común a muchas de las pequeñas y medianas empresas, donde la inversión en infraestructura es enorme y ven pasar la posibilidad poner a la información en el centro de la escena con nuevas aplicaciones que las acompañen en el crecimiento. Y en esa historia de ficción, nos detuvimos en el primer nubarrón, porque existen otros más que acechan la factibilidad de cualquier proyecto, porque financieramente mueven la aguja: compra y renovación de licencias de sistemas operativos, motores de base de datos y software de base, gastos operativos en el mantenimiento de la infraestructura, soporte de base de datos, gastos de mantenimiento de aplicaciones “para tener la última versión” y muchos otros, que para empeorar el panorama, son cíclicos y en muchos casos incluso, viven ocultos atrás de alguna “nube negra”.

¿Parcialmente nuboso o parcialmente despejado?

En Cloud Computing, las aplicaciones (los sistemas informáticos) se ofrecen “en la nube” y se consumen “a demanda” sin que el usuario deba preocuparse por los recursos que requiere y que utiliza esa aplicación. Con la simple utilización de un navegador de internet desde los escritorios de los usuarios y una buena conexión de banda ancha, accedemos a una aplicación en la nube sin preocuparnos de qué servidor necesita esa aplicación, qué licencias, qué cantidad de memoria o de disco o mejor aún, ni siquiera tengo que preocuparme de que el proveedor de esa aplicación “me actualice a la última versión”, me brinde soporte presencial o me asegure el correcto funcionamiento de la solución, simplemente, porque decenas, cientos o miles de usuarios como nosotros están esperando (y exigiendo) el mismo nivel de servicios en una disponibilidad 7×24. Además, sólo pago proporcionalmente por lo que uso, como un “pay per view” corporativo y hago uso de aplicaciones e infraestructura “world class”.
Si bien muchos proveedores de aplicaciones en la nube piensan que “ser Cloud” es simplemente tener una solución “web-based” (es decir, que se ejecute íntegramente desde un explorador sin necesitar la instalación de ningún software ni componente de manera local) colgada de internet, la realidad es que para que una solución verdaderamente pertenezca a este universo tiene que sumar, además, algunas características adicionales, como ser:

Brindar una integración probada de servicios en la Red. Por naturaleza se debe poder integrar, de una manera sencilla, a otras aplicaciones, tanto en la nube, como externas. Si no es fácilmente integrable, se convierte en un pesado “zeppelín” a la deriva.

Prestación de servicios world-class, implementando procedimientos de contingencia ante desastres de alto nivel.

Una infraestructura simple que permite el crecimiento de recursos transparente para el usuario, pero al ritmo de sus necesidades.

Actualización a nuevas versiones transparentes que conservan todas las personalizaciones de los clientes sin consumir recursos.

Contribución al uso frecuente de tecnología.

Compartir recursos entre los usuarios, en principio recursos de hardware, pero más importante aún, recursos de información (más adelante veremos este tema en más detalle, en el contexto de los procesos logísticos en particular).
Por supuesto que no todo lo que brilla es oro, y las nubes también provocan tormentas y chaparrones. De acuerdo a la madurez del proveedor de servicios en servicios Cloud, y a el nivel de “open mind” de las corporaciones, hay algunos ítems que pueden contabilizarse como desventajas, más o menos determinantes, según el caso:

– La centralización de las aplicaciones y de los datos puede ocasionar una dependencia excesiva del proveedor de servicios.

– Pasamos a ser dependientes del servicio de internet de nuestro proveedor.

– Los datos propios del negocio, residen en infraestructura de un tercero y viajan a través de internet, con más o menos protocolos de seguridad dependiendo del caso.

– La escalabilidad de la solución, dependiendo del índice de crecimiento de usuarios, depende de la capacidad del proveedor de actualizar su infraestructura para mantenerla ágil.

Si bien hoy muchos servicios en la nube están disponible y son usados de manera masiva en ámbitos personales o individuales (basta mencionar algunos pocos como los ya mencionados Facebook, Twitter o Linkedin, pasando por diferentes servicios de webmail, las aplicaciones office de Google como GoogleCalendar o GoogleDocs y miles más), cada vez más proveedores de infraestructura como de aplicaciones se vuelcan a brindar este tipo de servicios, aunque aún, sobre todo en nuestro país, sin la certidumbre de cómo crecerá este mercado. A las aplicaciones office y de mail ya mencionadas, ya se han sumado algunos proveedores de soluciones ERP (Enterprise Resource Planning, por sus siglas en inglés) y CRM (Customer Resource Planning, por sus siglas en inglés) que brindan servicios en esquema Cloud Computing, y algunos pocos proveedores de soluciones para Supply Chain y Logística se han sumado a la movida el último año.

Tipos de Nube: no son todas iguales.

Ni todas son aplicaciones ni todas son de alto nivel, la “nube” así como la atmósfera, se divide en capas, y de acuerdo al servicio brindado las soluciones se ubican en una de las tres capas posibles:

Software como Servicio. En el marketing de siglas, se lo conoce como Saas (Software as a service), la más conocida. Es la capacidad de brindar en la nube los servicios de las aplicaciones de alto nivel, básicamente todas las que mencionamos anteriormente entrarían en esta capa, tanto las usadas como herramientas personales como empresariales.

Plataforma como Servicio. El consumidor de este tipo de servicio, en general son desarrolladores de aplicaciones, las cuales se “aprovechan” de los proveedores de estos servicios para agregar a sus soluciones capacidades extra brindadas por un tercero. Por ejemplo, hay aplicaciones que usan interfaces de GoogleMaps que residen en la nube para agregar la gestión de mapas a sus funcionalidades, así como también, otros servicios brindados por GoogleApps, Facebook, u otros.

Infraestructura como Servicio. Se encuentra en la capa inferior y es la capacidad de brindar servicios de almacenamiento, procesamiento, cómputo y otros a través de la red, por ejemplo, a través de la tecnología de virtualización.

Este servicio de Infraestructura como Servicio se encuentra en alza respecto a su demanda, sobre todo por parte de empresas como nuestros ficticios amigos de Alimentos para Mascotas, donde no es necesaria la inversión en hardware ni licencias de sistemas operativos o motores de base de datos, sino que alcanza con “alquiler” de procesamiento, Gigabytes de memoria o de disco en un proveedor, e ir incrementando la disponibilidad de estos recursos a medida que los voy necesitando. Si bien en esta modalidad les resolveríamos la inversión de hardware, los recursos deben ser administrados por las empresas, asignando recursos operativos a tareas como administración de base de datos, backup o seguridad de acceso. El esquema de Software como Servicio es más integrador, dado que no sólo la infraestructura de hardware se consume en la nube, sino que la aplicación toda reside bajo este esquema, y así definitivamente la compañía se desentiende no sólo de la disponibilidad de la infraestructura, sino también, de los recursos operativos para el mantenimiento de hardware y de software.

Poniendo la Logística en órbita.

Pocos proveedores de aplicaciones de Supply Chain y Logística han migrado sus soluciones a un esquema verdaderamente Cloud, sin quedarse a medio camino, y aprovechando capacidades de integración y escalabilidad de funcionalidades y recursos. Pero muchos menos, si tenemos en cuenta que las aplicaciones empresariales que puedan estar en condiciones de inflar orgullosos el pecho en la jungla Cloud deben brindarles a sus clientes un esquema en el que se compartan recursos de información entre diferentes clientes sin vulnerar la confidencialidad de los datos. ¿Y qué le puede aportar esto a una solución de logística? Imagínense que pasaría si una solución de software de transporte en la nube le permita al usuario:

– No tener que configurar las reglas de comportamiento para la provisión de productos a los puntos de venta de las grandes cadenas, porque esas características son comunes a todos los proveedores, y sencillamente residen en la nube.

No tener que actualizar las geocercas de sus mapas para marcar zonas de interés, zonas peligrosas, puntos de venta, estado del tránsito, cortes, etc; simplemente el proveedor de las aplicaciones en la nube lo hace por usted y para el resto de sus clientes.

No tener que administrar la documentación de los vehículos y choferes que conforman su flota, los transportistas lo hacen una sola vez accediendo a la nube, para usted y para el resto de sus clientes.

Compartir información de tarifas, niveles de eficiencia y de eficacia de transportistas según cómo operan con usted, pero también como operan con otros compañías.

Conocer los costos promedios del mercado permitiendo un benchmarking dentro de la misma plataforma.

O que una aplicación de administración de almacenes le permita:

Integrar información de ingreso y de egreso de productos al depósito desde aplicaciones de transportistas, proveedores, clientes o fordwarders, permitiendo adelantar la planificación.

No tener que administrar la documentación de operarios tercerizados, ya que lo hacen los proveedores directamente en la nube.

Integrarse con la información de ruteo de clientes y proveedores para planificar cuando arribará o cuándo deberá despacharse los productos de manera anticipada.

Gestionar turnos de carga y de descarga de manera integrada con proveedores y clientes, midiendo la calidad de servicio y la eficiencia de los transportistas en cumplimiento de tiempos, no sólo en nuestra compañía, sino en comparación con lo que sucede en el mercado.

Conocer los costos promedios del mercado permitiendo un benchmarking dentro de la misma plataforma.


Cielo despejado, sin nubes.

Como toda tendencia novedosa, desde los proveedores de servicios se pondera sus beneficios, y desde las compañías miran de reojo sus desventajas. De un lado, lo financiero pesa pero una cultura celosa de la confidencialidad de los datos desde las empresas vernáculas frena el avance de esta nueva ola. Como para los proveedores de servicios debe ser un negocio de volumen para que sea rentable, no despega aún como alternativa en sistemas de gestión corporativos, y mucho depende de que el cambio cultural finalmente se produzca en las organizaciones y comience su adopción. El tiempo dirá si Cloud Computing formará parte de los grandes cambios tecnológicos de estos tiempos imponiéndose como un nuevo estándar.

Cloud Computing para aplicaciones logísticas

Más de dos horas de reunión le llevó a Gerardo Martínez, fundador y presidente de Alimentos para Mascotas, una pequeña empresa familiar radicada en el Sur del Gran Buenos Aires, atender (y entender) por qué su Gerente de Logística y su Gerente de Almacén le reclamaban como una necesidad para gestionar el crecimiento de la empresa del último año, implementar una solución integral que les permitiera administrar la logística de una manera más profesional. Para ello, ambos responsables de departamento, se habían tomado el trabajo de evaluar durante 3 meses diferentes opciones de mercado en aplicaciones de logística, acordes a las posibilidades de inversión de una pequeña empresa de sólo 100 empleados pero alta tasa de crecimiento y expectativas de subir un escalón más y jugar en las grandes ligas. Una vez seleccionado el proveedor, una empresa local con una solución integrada de WMS + TMS (Warehouse Management System y Transport Management System, respectivamente, según sus siglas en inglés) y con experiencia con otros clientes del rubro, presentaron el proyecto al Presidente y al Gerente de Finanzas, no sin miedo al rechazo por el nivel de inversión, sin precedentes en la corta historia de la empresa, pero debidamente justificada según el análisis de retorno de la inversión que había realizado. El Gerente de Finanzas había delineado un plan financiero de cómo llevar adelante la inversión, ayudado por algún crédito bancario y la buena predisposición del proveedor para ajustar la propuesta y brindar algunas opciones de financiamiento, lo que hacía factible el proyecto, pero sin margen para ningún desvío. Con la aprobación del Presidente, la satisfacción de los responsables de la logística de Alimentos para Mascotas, y el excepticismo del Gerente Financiero, se cerraba la reunión, hasta que éste último sugirió llamar en conference al Asesor Tecnológico de la compañía, un profesional independiente que les brinda soporte en infraestructura tecnológica, servidores y redes. Con decisión, el Gerente Financiero golpeó una a una las teclas del teléfono de la sala de reunión, mientras sonaba fuerte por el manos libres el tono de cada tecla, como una melodía de música robótica. La voz parca del especialista en informática rompió la monocorde melodía y con voz tranquila, luego de analizar los requerimientos técnicos de la solución a implementar, les comunicaba que la actual infraestructura de servidores y computadoras no alcanzaba para satisfacer la demanda del software. “¿De qué inversión adicional estamos hablando?” apuró el Gerente Financiero, sabiendo que cualquiera sea la respuesta, dejaba al proyecto muerto antes de nacer.

La información por las nubes.

En los últimos 5 años la tecnología se ha cambiado a sí misma y no conforme con eso, nos ha cambiado a cada uno de nosotros. Aplicaciones como Facebook que registra todo nuestro comportamiento social, Twitter como autopista multidireccional de noticias y tendencias, Linkedin que hace que nuestras oficinas sean el mundo y otras que se suman cada minuto, hacen que el mundo tecnológico cambie y evolucione a una velocidad tal que Julio Verne no hubiese podido ni escribiendo 1000 años poder reflejar en novelas toda la parafernalia que tendría que haber adivinado de lo que vendría. Hoy tenemos más potencia y conectividad en un teléfono de la que teníamos hace 10 años en nuestra computadora personal, hay más vehículos equipados con navegadores satelitales de los que hay con botiquín de primeros auxilios, y los códigos de barra están siendo reemplazados por nuevos códigos de dos dimensiones que pueden ser leídos e interpretados por nuestros propios celulares parados frente a la góndola. Si alguno de nosotros fuese una vernácula versión de Walt Disney o nos hubieran obligado a hibernar los últimos 10 años, nos despertaríamos hoy en un mundo, para nosotros, de película.
La buena noticia de todos estos cambios, es que su potencia reside en la existencia de “La Nube”, y no es el título de una película de terror, sino de una nueva herramienta, de cuya potencia, nos podemos beneficiar todos (incluso, nuestros amigos de Alimentos para Mascotas).

Señor, creo que vi un Cumulonimbus.

Así como existen varios tipos de nubes (Cúmulos, Estratos, Nimbos y Cirros, según Wikipedia, otro ejemplo de información “en la Nube”), existen varias definiciones de lo que es Computación en la Nube (Cloud Computing en inglés) y muchas discusiones acerca de la diferencia entre Software como Servicio (Software as a Service, Saas por sus siglas en inglés) o el ya medieval ASP (Application Service Provider, por sus siglas en inglés). Más allá de definiciones de “marketing de siglas”, Cloud Computing es un concepto no tan reciente y menos aún, novedoso o innovador. Lo que lo hace un concepto actual y en boca de todos es que, ahora sí, en esta nueva vida hiperconectada, varios actores de esta taquillera película de ciencia ficción han logrado su punto justo de maduración como para protagonizarla y lucirse: Banda Ancha, Capacidad de Almacenamiento, Infraestructura Tecnológica, Computación Personal, Computación Móvil, Seguridad de Datos y, sobre todas las cosas, las estrellas principales: Las Aplicaciones.

Parcialmente nublado, con posibilidades de chaparrones.

La limitación de Alimentos para Mascotas, una empresa ficticia (me aseguré que así sea buscándola en “la nube”) es común a muchas de las pequeñas y medianas empresas, donde la inversión en infraestructura es enorme y ven pasar la posibilidad poner a la información en el centro de la escena con nuevas aplicaciones que las acompañen en el crecimiento. Y en esa historia de ficción, nos detuvimos en el primer nubarrón, porque existen otros más que acechan la factibilidad de cualquier proyecto, porque financieramente mueven la aguja: compra y renovación de licencias de sistemas operativos, motores de base de datos y software de base, gastos operativos en el mantenimiento de la infraestructura, soporte de base de datos, gastos de mantenimiento de aplicaciones “para tener la última versión” y muchos otros, que para empeorar el panorama, son cíclicos y en muchos casos incluso, viven ocultos atrás de alguna “nube negra”.

¿Parcialmente nuboso o parcialmente despejado?

En Cloud Computing, las aplicaciones (los sistemas informáticos) se ofrecen “en la nube” y se consumen “a demanda” sin que el usuario deba preocuparse por los recursos que requiere y que utiliza esa aplicación. Con la simple utilización de un navegador de internet desde los escritorios de los usuarios y una buena conexión de banda ancha, accedemos a una aplicación en la nube sin preocuparnos de qué servidor necesita esa aplicación, qué licencias, qué cantidad de memoria o de disco o mejor aún, ni siquiera tengo que preocuparme de que el proveedor de esa aplicación “me actualice a la última versión”, me brinde soporte presencial o me asegure el correcto funcionamiento de la solución, simplemente, porque decenas, cientos o miles de usuarios como nosotros están esperando (y exigiendo) el mismo nivel de servicios en una disponibilidad 7×24. Además, sólo pago proporcionalmente por lo que uso, como un “pay per view” corporativo y hago uso de aplicaciones e infraestructura “world class”.
Si bien muchos proveedores de aplicaciones en la nube piensan que “ser Cloud” es simplemente tener una solución “web-based” (es decir, que se ejecute íntegramente desde un explorador sin necesitar la instalación de ningún software ni componente de manera local) colgada de internet, la realidad es que para que una solución verdaderamente pertenezca a este universo tiene que sumar, además, algunas características adicionales, como ser:

Brindar una integración probada de servicios en la Red. Por naturaleza se debe poder integrar, de una manera sencilla, a otras aplicaciones, tanto en la nube, como externas. Si no es fácilmente integrable, se convierte en un pesado “zeppelín” a la deriva.

Prestación de servicios world-class, implementando procedimientos de contingencia ante desastres de alto nivel.

Una infraestructura simple que permite el crecimiento de recursos transparente para el usuario, pero al ritmo de sus necesidades.

Actualización a nuevas versiones transparentes que conservan todas las personalizaciones de los clientes sin consumir recursos.

Contribución al uso frecuente de tecnología.

Compartir recursos entre los usuarios, en principio recursos de hardware, pero más importante aún, recursos de información (más adelante veremos este tema en más detalle, en el contexto de los procesos logísticos en particular).
Por supuesto que no todo lo que brilla es oro, y las nubes también provocan tormentas y chaparrones. De acuerdo a la madurez del proveedor de servicios en servicios Cloud, y a el nivel de “open mind” de las corporaciones, hay algunos ítems que pueden contabilizarse como desventajas, más o menos determinantes, según el caso:

– La centralización de las aplicaciones y de los datos puede ocasionar una dependencia excesiva del proveedor de servicios.

– Pasamos a ser dependientes del servicio de internet de nuestro proveedor.

– Los datos propios del negocio, residen en infraestructura de un tercero y viajan a través de internet, con más o menos protocolos de seguridad dependiendo del caso.

– La escalabilidad de la solución, dependiendo del índice de crecimiento de usuarios, depende de la capacidad del proveedor de actualizar su infraestructura para mantenerla ágil.

Si bien hoy muchos servicios en la nube están disponible y son usados de manera masiva en ámbitos personales o individuales (basta mencionar algunos pocos como los ya mencionados Facebook, Twitter o Linkedin, pasando por diferentes servicios de webmail, las aplicaciones office de Google como GoogleCalendar o GoogleDocs y miles más), cada vez más proveedores de infraestructura como de aplicaciones se vuelcan a brindar este tipo de servicios, aunque aún, sobre todo en nuestro país, sin la certidumbre de cómo crecerá este mercado. A las aplicaciones office y de mail ya mencionadas, ya se han sumado algunos proveedores de soluciones ERP (Enterprise Resource Planning, por sus siglas en inglés) y CRM (Customer Resource Planning, por sus siglas en inglés) que brindan servicios en esquema Cloud Computing, y algunos pocos proveedores de soluciones para Supply Chain y Logística se han sumado a la movida el último año.

Tipos de Nube: no son todas iguales.

Ni todas son aplicaciones ni todas son de alto nivel, la “nube” así como la atmósfera, se divide en capas, y de acuerdo al servicio brindado las soluciones se ubican en una de las tres capas posibles:

Software como Servicio. En el marketing de siglas, se lo conoce como Saas (Software as a service), la más conocida. Es la capacidad de brindar en la nube los servicios de las aplicaciones de alto nivel, básicamente todas las que mencionamos anteriormente entrarían en esta capa, tanto las usadas como herramientas personales como empresariales.

Plataforma como Servicio. El consumidor de este tipo de servicio, en general son desarrolladores de aplicaciones, las cuales se “aprovechan” de los proveedores de estos servicios para agregar a sus soluciones capacidades extra brindadas por un tercero. Por ejemplo, hay aplicaciones que usan interfaces de GoogleMaps que residen en la nube para agregar la gestión de mapas a sus funcionalidades, así como también, otros servicios brindados por GoogleApps, Facebook, u otros.

Infraestructura como Servicio. Se encuentra en la capa inferior y es la capacidad de brindar servicios de almacenamiento, procesamiento, cómputo y otros a través de la red, por ejemplo, a través de la tecnología de virtualización.

Este servicio de Infraestructura como Servicio se encuentra en alza respecto a su demanda, sobre todo por parte de empresas como nuestros ficticios amigos de Alimentos para Mascotas, donde no es necesaria la inversión en hardware ni licencias de sistemas operativos o motores de base de datos, sino que alcanza con “alquiler” de procesamiento, Gigabytes de memoria o de disco en un proveedor, e ir incrementando la disponibilidad de estos recursos a medida que los voy necesitando. Si bien en esta modalidad les resolveríamos la inversión de hardware, los recursos deben ser administrados por las empresas, asignando recursos operativos a tareas como administración de base de datos, backup o seguridad de acceso. El esquema de Software como Servicio es más integrador, dado que no sólo la infraestructura de hardware se consume en la nube, sino que la aplicación toda reside bajo este esquema, y así definitivamente la compañía se desentiende no sólo de la disponibilidad de la infraestructura, sino también, de los recursos operativos para el mantenimiento de hardware y de software.

Poniendo la Logística en órbita.

Pocos proveedores de aplicaciones de Supply Chain y Logística han migrado sus soluciones a un esquema verdaderamente Cloud, sin quedarse a medio camino, y aprovechando capacidades de integración y escalabilidad de funcionalidades y recursos. Pero muchos menos, si tenemos en cuenta que las aplicaciones empresariales que puedan estar en condiciones de inflar orgullosos el pecho en la jungla Cloud deben brindarles a sus clientes un esquema en el que se compartan recursos de información entre diferentes clientes sin vulnerar la confidencialidad de los datos. ¿Y qué le puede aportar esto a una solución de logística? Imagínense que pasaría si una solución de software de transporte en la nube le permita al usuario:

– No tener que configurar las reglas de comportamiento para la provisión de productos a los puntos de venta de las grandes cadenas, porque esas características son comunes a todos los proveedores, y sencillamente residen en la nube.

No tener que actualizar las geocercas de sus mapas para marcar zonas de interés, zonas peligrosas, puntos de venta, estado del tránsito, cortes, etc; simplemente el proveedor de las aplicaciones en la nube lo hace por usted y para el resto de sus clientes.

No tener que administrar la documentación de los vehículos y choferes que conforman su flota, los transportistas lo hacen una sola vez accediendo a la nube, para usted y para el resto de sus clientes.

Compartir información de tarifas, niveles de eficiencia y de eficacia de transportistas según cómo operan con usted, pero también como operan con otros compañías.

Conocer los costos promedios del mercado permitiendo un benchmarking dentro de la misma plataforma.

O que una aplicación de administración de almacenes le permita:

Integrar información de ingreso y de egreso de productos al depósito desde aplicaciones de transportistas, proveedores, clientes o fordwarders, permitiendo adelantar la planificación.

No tener que administrar la documentación de operarios tercerizados, ya que lo hacen los proveedores directamente en la nube.

Integrarse con la información de ruteo de clientes y proveedores para planificar cuando arribará o cuándo deberá despacharse los productos de manera anticipada.

Gestionar turnos de carga y de descarga de manera integrada con proveedores y clientes, midiendo la calidad de servicio y la eficiencia de los transportistas en cumplimiento de tiempos, no sólo en nuestra compañía, sino en comparación con lo que sucede en el mercado.

Conocer los costos promedios del mercado permitiendo un benchmarking dentro de la misma plataforma.


Cielo despejado, sin nubes.

Como toda tendencia novedosa, desde los proveedores de servicios se pondera sus beneficios, y desde las compañías miran de reojo sus desventajas. De un lado, lo financiero pesa pero una cultura celosa de la confidencialidad de los datos desde las empresas vernáculas frena el avance de esta nueva ola. Como para los proveedores de servicios debe ser un negocio de volumen para que sea rentable, no despega aún como alternativa en sistemas de gestión corporativos, y mucho depende de que el cambio cultural finalmente se produzca en las organizaciones y comience su adopción. El tiempo dirá si Cloud Computing formará parte de los grandes cambios tecnológicos de estos tiempos imponiéndose como un nuevo estándar.